"Andalucía es una tierra grande, hermosa, vieja y sabia. Siéntase orgulloso de ser andaluz"
¡Feliz de Andalucía!
"Soy andaluz y a mucha honra. En la víspera de un nuevo 28-F, quiero confesarles el profundo orgullo que siento de ser andaluz. He tenido la suerte de haber nacido en Andalucía y sentirme andaluz hasta el tuétano. No es una confesión oportunista ante una fecha tan señalada. No quiero tampoco envolverme ventajistamente en la blanca y verde, ni entregarme a un ejercicio de amor hiperbólico al terruño ni a estridencias identitarias que nos encierren en una endogamia excluyente. Tampoco me sumerjo en impostaciones o sobreactuaciones que nos acercan a la falsificación de mucho andaluz profesional. Sencillamente quiero decir que soy andaluz.
No debo demostrar lo que soy. Tengo que limitarme a serlo. No se trata de hacer de andaluz, como dijo antes de su marcha nuestro universal psiquiatra Carlos Castilla del Pino, sino sencillamente ser andaluz. Con naturalidad y sentido de la justicia y solidaridad, y con una mezcla dosificada de senequismo y hedonismo. Soy andaluz y creo sinceramente, sin que peque de chauvinista, que serlo es un plus en mi vida. Esta afirmación se sostiene por sí sola y no busca la comparación porque la suerte de ser andaluz no me hace ni mejor ni peor que los españoles de otros territorios. Ahora bien, me siento un privilegiado por ser de esta tierra y, si pudiera elegir, siempre optaría nacer en Andalucía.
Después de 38 años de autonomía, creo que todos los andaluces –sean de la ideología que sean- deberían sentir el mismo orgullo. En esta senda de autoestima no podemos olvidar la aportación impagable de Iñaqui Gabilondo, un andaluz adoptivo que acuñó aquel slogan formidable que me sigue provocando un calambrazo interior de emoción cada vez que lo escucho, lo pronuncio o lo leo: ‘Andalucía es una tierra grande, hermosa, vieja y sabia. Siéntase orgulloso de ser andaluz’. Gabilondo lanzó esa proclama para que la autoestima andaluza se reforzara. No creo equivocarme si afirmo que lo consiguió. Ahora bien, alcanzado ese primer objetivo, resulta necesario completar cuanto antes lo inacabado. Tendríamos que intentar convertir ese orgullo en un motor. No caer en la trampa de los ensimismamientos y transformar ese orgullo en un orgullo activo en el que todos se pusieran de acuerdo para alcanzar la ‘Metáfora del Sur’ de una tierra próspera y rica que permita convertir Andalucía en la tierra que queramos convertirla pero dejándonos la vida en el empeño. Tendría que ser más fácil convocar en nombre de lo común y tumbar aquellos movimientos negacionistas que siempre irrumpen tortuosamente para que no progrese lo común. ¡Qué gran suerte ser andaluz!"
Articulo de FERNANDO PÉREZ MONGUIÓ